Mediante la hibernación, los astronautas podrían “dormir” durante las misiones espaciales del futuro que podrían tomar décadas. ¿El secreto? Sangre de murciélago. ¿Algo podría salir mal?
Mientras la humanidad sueña con convertirse en una civilización estelar, los retos de los viajes espaciales de larga duración se ciernen sobre ella.
Una posible solución a este reto es la hibernación, que los científicos creen que podría ayudar a los astronautas a soportar largos viajes entre estrellas.
NASA lleva años investigando esta idea, estudiando incluso los patrones de hibernación de las ardillas terrestres del Ártico.
Sin embargo, una investigación reciente de un equipo alemán dirigido por Gerald Kerth, de la University of Greifswald, se ha centrado en los murciélagos en busca de información sobre la hibernación eficaz.
Sueños interestelares
El estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, explora el papel de los eritrocitos, un tipo específico de glóbulo rojo, en el proceso de hibernación.
La hibernación es una estrategia biológica crucial para muchos mamíferos, que les permite conservar energía y sobrevivir ante la escasez de recursos.
Si la humanidad quiere viajar a estrellas vecinas -como Próxima Centauri, que se encuentra a 4.24 años luz- deberá enfrentarse a la realidad de que, incluso a una velocidad cercana a la de la luz, esos viajes podrían durar décadas.
Por ello, la hibernación podría resultar esencial para las futuras misiones espaciales, ya que permitiría a los astronautas “dormir” durante los largos periodos de viaje.
Kerth y su equipo de investigación realizaron análisis exhaustivos de los eritrocitos de murciélagos hibernadores (concretamente, Nyctalus noctula) y no hibernadores (Rousettus aegypticus), así como de muestras de sangre humana.
Entender cómo se adaptan estas células sanguíneas durante la hibernación es vital, ya que los animales que hibernan siguen necesitando un suministro de sangre que funcione para suministrar oxígeno a sus tejidos incluso cuando su temperatura corporal desciende significativamente.
Sangre de murciélago
El equipo de investigadores observó que las células sanguíneas alteran su forma en respuesta a los cambios de presión y tamaño de los vasos sanguíneos.
Esto les llevó a investigar si las condiciones extremas durante la hibernación también podrían desencadenar cambios en las células sanguíneas.
Lo que descubrieron fue contundente: cuando la temperatura interna de las especies hibernantes descendió de 37 ºC a unos 22 ºC, la estructura de los eritrocitos de todas las especies examinadas se transformó significativamente.
Las células se volvieron menos elásticas y más viscosas, lo que indica una adaptación fisiológica para conservar la energía en condiciones de frío.
Curiosamente, el estudio reveló una distinción significativa: mientras que los eritrocitos de los murciélagos continuaron transformándose a medida que las temperaturas descendían a 10 ºC, las células sanguíneas humanas se estancaron en su respuesta a temperaturas más bajas.
Esto sugiere que los murciélagos poseen adaptaciones únicas que les permiten soportar el frío extremo, un rasgo que podría aprovecharse para posibles aplicaciones humanas.
Hibernación humana
Aunque la aplicación de las técnicas de hibernación a los viajes espaciales es un objetivo a largo plazo, las implicaciones inmediatas de esta investigación podrían ser revolucionarias en medicina.
Los científicos creen que entender cómo manipular las propiedades mecánicas de las células sanguíneas humanas podría optimizar la circulación con fines farmacéuticos.
Las técnicas quirúrgicas actuales, como la parada circulatoria hipotérmica profunda (DHCA), ya utilizan la hipotermia controlada para detener temporalmente la función cerebral durante cirugías complejas.
Kerth destacó la importancia de esta investigación e indicó que, aunque la perspectiva de la hibernación en humanos no está a la vuelta de la esquina, los hallazgos representan un avance significativo.
Kerth agregó, subrayando el potencial a largo plazo de la investigación:
“Poner a los humanos a bajas temperaturas durante un vuelo interestelar tiene sus ventajas”.
En última instancia, este estudio ilustra los profundos conocimientos que el reino animal puede ofrecer sobre estrategias de supervivencia y adaptaciones fisiológicas.
Aprendiendo de la capacidad de hibernación de los murciélagos, los científicos podrían allanar el camino para que los humanos surquen el cosmos. En el futuro, la hibernación puede convertirse en un aspecto crucial de la exploración interestelar.
Los hallazgos de la investigación titulada “Thermomechanical properties of bat and human red blood cells—Implications for hibernation” han sido publicados en Proceedings of the National Academy of Sciences.
[FT: PM]
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