Un equipo de arqueólogos ha arrojado nueva luz sobre los alineamientos astronómicos de una espectacular pirámide antigua en México durante las investigaciones realizadas en el emplazamiento de una emblemática ciudad prehispánica.
El monumento en cuestión, conocido como la Pirámide de la Luna, se encuentra en la antigua ciudad mesoamericana de Teotihuacán, situada a unos 50 kilómetros al NE de la actual Ciudad de México.
Aunque se encuentra cerca de la antigua capital del Imperio Azteca, Teotihuacán es varios siglos anterior a esta civilización y parece que alcanzó su apogeo durante la primera mitad del primer milenio a. C., cuando era la ciudad más grande de América.
El yacimiento arqueológico es famoso por muchas razones, pero quizá la más notable sea por sus dos mayores estructuras piramidales: la Pirámide de la Luna y la Pirámide del Sol, de mayor tamaño. Estos monumentos se consideran uno de los ejemplos más significativos de este tipo de estructuras en la América prehispánica.
El Sol desempeñaba un papel fundamental en la cosmovisión de los antiguos pueblos mesoamericanos. Entre otras cosas, los solsticios y equinoccios servían de marcadores para determinar la orientación de estructuras arquitectónicas como las pirámides.
Las investigaciones arqueoastronómicas previas sobre la orientación de los edificios de Teotihuacan se han centrado en gran medida en la Pirámide del Sol, destacando la importancia de sus alineaciones astronómicas.
Pero algunos estudiosos, como los investigadores responsables de las últimas investigaciones en Teotihuacan, tienen una opinión ligeramente diferente sobre la prominencia de la Pirámide del Sol. En parte, esto se debe a que, a pesar de su gran tamaño, el monumento se encuentra a un lado de la Avenida de los Muertos, a diferencia de la Pirámide de la Luna, que ocupa un lugar privilegiado al final de la vía. La Avenida de los Muertos es una amplia vía que sirve de eje vertebrador de la ciudad.
Aarón Uriel González Benítez, arqueoastrónomo de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) de México, dijo en un comunicado:
“Es gracias al magistral diseño de esta calzada que al caminar por ella, la visión del observador es guiada por el paisaje arquitectónico hacia la Pirámide de la Luna”.
Con esto en mente, un equipo de investigación coordinado por Ismael Arturo Montero García, de la Universidad del Tepeyac, en colaboración con Benítez y otros colegas, decidió llevar a cabo un estudio arqueoastronómico. El objetivo era demostrar la importancia de los vértices de los principales monumentos de Teotihuacan. Un vértice (en plural: vértices) es un punto en el que se encuentran dos aristas. Las esquinas de una pirámide son vértices, por ejemplo.
Pirámide de la Luna se alinea excepcionalmente con la posición del Sol en el amanecer
Basándose en sus hallazgos, los investigadores proponen que los vértices noreste y suroeste de la Pirámide de la Luna se alinean “excepcionalmente” con la posición del Sol en el cielo al amanecer en el solsticio de verano y al atardecer en el solsticio de invierno, respectivamente, así como con puntos importantes del paisaje circundante.
Por ejemplo, durante el solsticio de verano, el día más largo del año, el sol sale al amanecer sobre el volcán Xihuingo, al noreste, visto desde la cima de la Pirámide de la Luna, mientras que al atardecer se pone detrás del cerro del Maninal, al oeste.
Mientras tanto, el vértice suroeste de la Pirámide apunta hacia un cerro llamado Chiconautla. Cuando el sol se pone en el solsticio de invierno, pasa sobre Chiconautla antes de oscurecerse detrás de la ladera sur de otro punto prominente, el Pico Moctezuma, que se encuentra casi directamente detrás de la colina en una línea de visión aproximadamente similar (cuando se observa desde la Pirámide de la Luna).
Las evidencias arqueológicas demuestran que Chiconautla y el volcán Xihuingo eran puntos elevados de gran importancia para los teotihuacanos, y que este último funcionaba como una especie de observatorio astronómico para la civilización. El cerro del Maninal también domina el paisaje al oeste de Teotihuacán, cuyos creadores parecen haber construido la Pirámide de la Luna imitando su forma.
Benítez dijo:
“Cuando el documentalista Rafael Morales Orozco realizó un vuelo con dron durante el atardecer del solsticio de verano nos dimos cuenta de que en un primer plano podemos ver cómo la silueta de la Pirámide de la Luna se asemeja impresionantemente al relieve del Maninal, el lugar donde se pone el sol en esos días solsticiales”.
Los investigadores también descubrieron otras fascinantes alineaciones astronómicas durante su proyecto de investigación. Por ejemplo, el equipo descubrió que, al igual que los vértices noreste y sureste de las Pirámides de la Luna muestran una fuerte asociación con los solsticios, los vértices noreste y suroeste de la Pirámide del Sol se alinean “sorprendentemente” con los parones lunares o “lunistices”.
Una parada lunar es cuando la Luna alcanza sus puntos más septentrionales o meridionales en el transcurso de un mes. Esencialmente, son el equivalente lunar de los solsticios.
En conjunto, la investigación indica que el trazado de Teotihuacan estaba determinado astronómicamente por el sol, centrado en el eje Xihuingo-Chiconautla, según los investigadores.
También sugiere que, contrariamente a la creencia popular, la identidad astronómica de la Pirámide de la Luna parece estar más fuertemente influenciada por los movimientos del sol, mientras que la Pirámide del Sol parece tener una asociación más fuerte con los movimientos de la luna.
Según el investigador, los nombres de las dos pirámides fueron dados a los monumentos por los mexicas -el grupo étnico dominante que gobernaba el Imperio azteca-, pero por el momento se desconoce cómo las llamaban los teotihuacanos.
[FT: YN]
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