Una serie de huellas antiguas halladas en el White Sands National Park o Parque Nacional de White Sands, en Nuevo México fueron datadas (la más antigua de ellas) en casi 23.000 años. Este descubrimiento reescribe la historia de Norteamérica.

Antiguas huellas humanas, conservadas en el lecho de un lago seco del Parque Nacional de White Sands, en Nuevo México, revelan viñetas extraordinariamente vívidas de la vida a finales del Pleistoceno: niños saltando en charcos y chapoteando, un grupo de cazadores al acecho de un perezoso gigante.

Huellas antiguas. La más antigua datada en 23.000 años

Los científicos que estudiaron estas huellas estimaron inicialmente su antigüedad entre 11.500 y 13.000 años. Pero ahora, la datación por radiocarbono ha permitido a los expertos hacer un descubrimiento bomba: La más antigua de estas huellas tiene casi 23.000 años.

La huella más antigua fue datada en 23.000 años. Crédito de imagen: Science

Se reescribe la historia de Norteamérica

Durante muchas décadas, los arqueólogos estuvieron convencidos de que los primeros pobladores de América llegaron hace unos 13.000 años, tras el deshielo de los glaciares de la Edad de Hielo. Las huellas de White Sands, cuya antigüedad los estudiosos volvieron a estimar, en un artículo publicado el pasado octubre, analizando el polen de los árboles y los granos de cuarzo de las capas sedimentarias, constituyen la prueba más concluyente hasta la fecha de que los humanos estuvieron aquí mucho antes, hacia el final de la última glaciación. Es posible que llegaran a Norteamérica hace más de 32.000 años.

Matthew Bennett, catedrático de Ciencias Medioambientales y Geográficas de la Bournemouth University (Inglaterra) y autor principal de dos artículos científicos sobre las huellas, dijo en un comunicado:

“Necesitamos muchos más yacimientos para saber de dónde vinieron y por qué ruta. El legado duradero de White Sands es señalar el camino hacia un nuevo archivo de pruebas”.

El lugar antes era la orilla de un lago

Las huellas fueron hechas por personas que caminaban sobre suelo húmedo a orillas de un lago. Algunas son visibles a simple vista; otras sólo pueden encontrarse mediante un radar de penetración terrestre.

Bennett conoce huellas humanas más antiguas en África y otras partes del mundo, pero ninguna, dice, “cuenta una historia tan vívida y relatable”. Su primer trabajo en el que databa estas huellas detallaba un peligroso viaje emprendido por lo que parece ser una mujer pequeña o adolescente, con un niño en la cadera, caminando deprisa por la orilla fangosa del lago.
Bennett explica:

“Había depredadores hambrientos, como lobos huargos y gatos dientes de sable. Podemos ver dónde resbaló en el barro en ciertos puntos.

También podemos ver las huellas de la niña donde la dejó, presumiblemente porque estaba cansada y necesitaba descansar.”

Por el tamaño de las huellas, parece que el niño tenía menos de 3 años y no acompañó a la mujer mayor en el viaje de vuelta. ¿Dejó ella al niño en un campamento? ¿Por qué viajaban entre animales peligrosos por la resbaladiza orilla del lago?

Bennett agregó:

“No hay forma de saberlo. Pero si alguna vez te has apresurado para llegar a un lugar importante mientras llevabas a un niño pequeño cansado, habrás experimentado una emoción muy similar, incluso si no estabas mirando por encima del hombro por si había gatos dientes de sable”.

Una serie de huellas fueron halladas en White Sands. Crédito de imagen: Science

Hallazgo reescribe libros de historia

La Dra. Sally Reynolds, Profesora Titular de Paleoecología de la Bournemouth University, forma parte del equipo del proyecto y declaró:

“El yacimiento de Nuevo México ha reescrito los libros de historia, ya que hemos descubierto ejemplos maravillosos de la actividad humana, de la forma en que los seres humanos interactuaban entre sí, con el paisaje y con la vida animal del lugar. Estas huellas ofrecen una valiosa ventana a la vida de nuestros antepasados y a lo mucho que se parecían a nosotros.

La comunidad científica las ha probado. Estamos igualmente encantados de que estos nuevos resultados subrayen la exactitud de nuestro estudio original y proporcionen una fascinante actualización de los movimientos y estilos de vida de nuestros antepasados”.

Para confirmar aún más la investigación, los científicos utilizaron un tercer método de datación, llamado optical stimulated luminescence (luminiscencia óptica estimulada), para observar la radiación de fondo en el cuarzo que también se encuentra en las mismas capas geológicas: cuanta más energía hay en el cuarzo, más antiguo es. Al exponer la energía del cuarzo a la luz en un entorno de laboratorio, por primera vez desde la última vez que vio la luz natural, los científicos también pudieron determinar la energía en el cuarzo y, por tanto, la cronología que se correlaciona con otros resultados, envejeciendo las huellas del yacimiento hasta hace 23.000 años.

Los hallazgos de la investigación han sido publicados en la revista Science.

[H/T: bournemouth]

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