En la civilización Caral estaban los primeros científicos de la región.
Hace más de 5.000 años, Caral, considerada la civilización más antigua de América y una de las más antiguas del mundo, era consciente de que vivía en un territorio vulnerable a los sismos y que también podía predecir el clima al observar el comportamiento de los astros. Le dieron mucha importancia a la ciencia, al conocimiento, a la identificación de los problemas y búsqueda de soluciones.
Arquitectura y astronomía
Caral ubicada en el valle medio del río Supe, en la provincia de Barranca, se preocupó de uno de los problemas que más afectan a la costa peruana: los sismos.
Para evitar los estragos y fatalidades ocasionados por estos fenómenos, la gente de Caral usó muros de contención detrás de ciertas plataformas, las cuales se rellenaban con shicras (bolsas hechas con fibras vegetales y llenas de bloques de piedra).
Las Shicras daban estabilidad a las estructuras en los temblores o terremotos al distribuir las ondas sísmicas por todo el edificio, para así mitigar la destrucción.
Pero la preocupación de este pueblo no solo estaba en la Tierra, sino también en el cielo. A las afueras de Caral, se ha descubierto un observatorio subterráneo, el cual poseía un techo y escaleras. Desde ese lugar observaban y analizaban el paso de los astros, y es que desde allí sale una serie de alineamientos de piedras hacia el horizonte. Las líneas son marcadores para registrar el movimiento del Sol, la luna y otros astros.
Energía y cultivo
Los especialistas caralinos supieron también manejar el viento y el fuego a su favor. Para esto utilizaron el principio de Venturi (un fenómeno demostrado en Europa en 1797). Este principio sirve para reducir la velocidad de un fluido al pasar por un conducto de diámetro pequeño.
En el caso de la civilización peruana, utilizaron este conocimiento para construir conductos de ventilación subterráneos para que mantuviesen vivo el fuego de forma permanente, sin la intervención humana.
También en Caral supieron manejar el cultivo de plantas, lo que le permitió conseguir varios tipos de algodón de colores. No solo se quedaron con un algodón nativo, sino que lograron obtener y cultivar diferentes colores que se diferenciaran entre sí.
Con estos hallazgos, se confirma que la ciencia no es algo que llegó desde fuera a la región, sino que fue producto de encontrar solución a los problemas de la época.
Más datos
Se han identificado hasta la fecha 25 asentamientos que pertenecen a Caral. Actualmente se trabajan 11.
Manejando el ambiente. Los caralinos crearon ríos mediante las amunas, una técnica que consiste en captar el agua de lluvia que se escurre desde las alturas a través de acequias y llevarlas a zonas específicas.
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