Durante mucho tiempo ha sido un principio tácito de la astrobiología que, en ausencia de tecnologías alienígenas confirmadas, es necesario imaginar algunas.

Esto está lejos de ser una búsqueda frívola. Más bien, es un intento de resolver uno de los aspectos más desconcertantes de la existencia humana, generalmente resumido como la paradoja de Fermi.

En 1950, el famoso físico nuclear Enrico Fermi llegó a un punto interesante. Dado el tamaño y la edad de la Vía Láctea, dijo, cualquier civilización alienígena un poco más inteligente que la humanidad debería haber tenido tiempo suficiente para explorarla y colonizarla.

¿Por qué, con la obvia excepción de un par de docenas de personas desconcertadas en los estados más agrícolas de EE.UU. nadie ha visto evidencia de ello?

El escaneo de los cielos en busca de los sonidos de las transmisiones de radio extraterrestres, la base del proyecto de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (SETI) de larga duración, no ha tenido resultados exitosos. Otras vías de investigación, al menos desde el desafío implícito de Fermi, se han centrado en la búsqueda de evidencia tecnológica.

Si los extraterrestres están ahí afuera, la lógica funciona, ellos deben haber llegado de alguna manera donde sea que estén, y deben estar sobreviviendo de alguna manera, y para que esas cosas sucedan, debe estar involucrado algún tipo de maquinaria alienígena o tecnología alienígena.

Detectar tecnología extraterrestre

Todo lo que hay que hacer, por lo tanto, es encontrar una forma de detectar la tecnología, lo que no es fácil cuando el objeto de dicha búsqueda es completamente desconocido.

Esto ha llevado a algunas imaginaciones no completamente fantasiosas. Los platillos voladores fueron un ejemplo temprano, aunque, a pesar de los intentos de construirlos aquí en la Tierra, los desafíos de ingeniería inherentes al diseño parecen fatales.

Las esferas de Dyson fueron, y siguen siendo, un candidato mucho más fuerte. El nombre del hombre que pensó en ellos en 1960, el matemático y físico inglés Freeman Dyson, estas megaestructuras comprenden enormes paneles de absorción de energía colocados alrededor de estrellas enteras.

Concepto de una esfera de Dyson.

Según la teoría, cada esfera podría capturar, convertir y transmitir suficiente energía para impulsar un imperio galáctico lejano. La especulación creció en los últimos años de que se había localizado una esfera alienígena real de Dyson.

Tal cosa, sugirieron los astrónomos en 2015, explicaría las variaciones de luz excéntricas observadas en una estrella clasificada como KIC 8462852, pero más conocida como la Estrella de Tabby.

La investigación más reciente, lamentablemente para los entusiastas, sugiere que la atenuación irregular y repentina de KIC 8462852 probablemente sea causada por una exoluna errante, también conocido como ploonet, que se interpone en el camino.

¿Máquinas alienígenas?

Sin embargo, la esperanza es eterna para los cazadores de tecnología extraterrestre, y el otro ejemplo hipotético más favorecido se conoce como una sonda von Neumann, que lleva el nombre de un matemático llamado John von Neumann, a quien se le ocurrió la idea.

Estas máquinas hipotéticas superan una de las principales objeciones a la paradoja de Fermi: que se supone que los extraterrestres realmente querrían colonizar físicamente la galaxia. Las sondas de von Neumann permiten a los extraterrestres explorar grandes distancias mientras se quedan en casa.

Nanomáquinas alienígenas podrían existir en la galaxia, dice astrofísico. Cortesía: CNN

Esencialmente, son dispositivos autorreplicantes que se disparan y luego hacen copias de sí mismos, por lo que rápidamente, de hecho, exponencialmente, aumentan en número y rango.

En términos de la noción de Fermi, sin embargo, las sondas de von Neumann simplemente ponen otro probelma. La idea podría explicar por qué los humanos nunca han visto un extraterrestre, pero no explica por qué nunca ha visto una máquina extraterrestre.

Las objeciones a la idea de la sonda vienen en varias formas. Según algunos investigadores, las máquinas necesitarían materiales para construir sus doppelgangers, y puede que simplemente no haya suficientes asteroides bien ubicados o planetas rocosos para permitir que esto suceda con la suficiente frecuencia.

Otros citan la teoría evolutiva. A medida que las sondas hacen copias de los códigos necesarios para que funcionen, es probable que ocurran errores. Algunas sondas pueden convertirse en depredadores, cazar y destruir a otras, o tal vez en un momento determinado, los errores acumulados hacen que la mayoría de ellas sean disfuncionales.

Recientemente, sin embargo, la idea ha sido modificada.

En un artículo presentado en el sitio de preimpresión arxiv, el astrofísico Zaza Osmanov de la Free University of Tbilisi en Georgia, sugiere que los teóricos han estado pensando en las sondas de von Neumann a una escala completamente incorrecta.

Máquinas microscópicas autorreplicantes

Usando algunos cálculos muy detallados, Osmanov concluye que la idea de la sonda funciona mejor si las máquinas son microscópicas, de aproximadamente un nanómetro de largo.

A ese tamaño, señala, no requerirían los recursos sustanciales de los planetas rocosos para reproducirse, sino que podrían encenderse usando átomos de hidrógeno girando en el polvo interestelar. Calcula que esto es mucho más eficiente y mucho, mucho más rápido, con replicaciones en cuestión de unos pocos años en lugar de las escalas de tiempo más largas que se consideran necesarias para las máquinas a escala macro.

Además, nano máquinas von Neumann se replicarían muy rápidamente, al menos en escalas de tiempo galácticas. Osmanov estima que para cuando los descendientes de una población inicial de 100 hayan viajado un parsec, aproximadamente cuatro años luz, sumarían aproximadamente 1.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000 (o 1 x 10 33 ).

Cortesía: TheDigitalArtist / Pixabay

Y ese tipo de mega-enjambre, sugiere, podría hacerlos visibles, si solo alguien estuviera mirando en la dirección correcta. Las nano máquinas, dice, al encontrar y recolectar protones, producirían emisiones luminosas.

Cada emisión individual sería pequeña, pero colectivamente se sumarían a algo observable, dado que el enjambre von Neumann maduro, suponiendo que están en una formación nivelada y comprenden una «onda» en su parte posterior, tendrían colectivamente la «masa típica de un cometa que tiene una escala de longitud de varios kilómetros».

Al menos en la parte infrarroja del espectro, calcula Osmanov, eso constituye un objetivo que vale la pena buscar.

Osmanov concluye:

Todos los resultados antes mencionados indican que si uno detecta un objeto extraño con valores extremadamente altos de incremento de luminosidad, esa podría ser una buena señal para colocar el objeto en la lista de candidatos a sondas extraterrestres de Von-Neumann”.

También es posible, por supuesto, haciendo referencia a los libros Hitchhiker de Douglas Adams, que un enorme y apretado enjambre de nano von Neumanns ya ha descendido por la atmósfera para mirar más de cerca a la Tierra, solo para ser tragado por un perro en pleno bostezo.

Fuente: Cosmos Magazine