El término Espectrofobia se define usualmente como el temor por los fantasmas desarrollado desde la infancia. Es una fobia motivada por el hecho de creer que estas entidades se manifiestan con un fin maligno, que pueden ocasionar mucho daño e inclusive poner en peligro sus vidas.
Indudablemente, este concepto está enfocado desde una óptica racionalista que argumenta el origen psicológico de este tipo de miedo, sin considerar en ningún momento la posibilidad real de una aparición fantasmal. Lo cierto es que la realidad de esta fenomenología trasciende al condicionamiento de las creencias, y como veremos más adelante, este temor puede haber resultado justificado en algunos casos.
Los humanos somos propensos a asustarnos ante situaciones nuevas o a lo desconocido porque son mecanismos emocionales del cerebro ante situaciones que podrían complicarnos, evitando así que nos expongamos a lo que puede resultar peligroso. Nuestro razonamiento recurre a experiencias pasadas al enfrentarse a algo nuevo y así saber cómo reaccionar, pero cuando se trata de algo desconocido le es imposible encontrar pistas que le sirvan, por lo que se genera esa sensación de temor y ansiedad.
Es muy posible si le preguntamos a alguna persona religiosa en occidente sobre la causa de los fenómenos paranormales, su respuesta estará condicionada a culpar a los demonios. Según su concepto, los fallecidos no están en nuestro plano terrenal y son los demonios quienes se hacen pasar por ellos para confundirnos y manipularnos. Otro tipo de personas son los que sufren de paranoia por la brujería, quienes suelen vivir atemorizadas atribuyendo sus desdichas a entidades enviadas por malvados hechiceros con el objetivo de destruirlos.
Influencia de los Medios de Comunicación
Por otro lado, el cine y la televisión encontraron en los fenómenos paranormales una forma rentable para atraer a un público interesado en temas de misterio. El sobredimensionamiento de entidades oscuras y los peligros de una casa embrujada, son los argumentos más frecuentes que se utilizan para cautivar a los más jóvenes. Pero la ficción dista mucho de la realidad, y hay que tomarlo como parte de un espectáculo.
De igual forma, la mayoría de programas reality que abordan la temática paranormal, buscan mostrar situaciones extremas con la complicidad de sus protagonistas, presentando una admirable facilidad para conseguir evidencias, pero que en la vida real son mucho más difíciles de encontrar. Es parte de una industria que busca atraer a un sector de la audiencia, que les reportará beneficios económicos. Todos estos factores han podido influir para que el temor por los fantasmas continúe vigente.
Encuentros Reales
No se puede negar que existan personas que durante su infancia tuvieron encuentros reales con fantasmas, y que interpretaran como una experiencia sobrecogedora y negativa que quedó grabada en el inconsciente como una vivencia traumática. Lo que no sabían tal vez, es que en la mayoría de estos encuentros, la intención de las entidades era comunicarles algo, pero que en su condición de personas sensitivas se vieron abrumadas al presenciar una figura fantasmal.
Es normal cuando ingresamos a un lugar en medio de la oscuridad y del silencio, podemos empezar a sentir el miedo porque es una reacción natural, pero nuestra imaginación puede llegarla a convertir en pánico al sobredimensionar el peligro ante la posibilidad de un encuentro fantasmal. Son pocas las personas informadas que asumirían que lo que se nos puede presentar es una persona como nosotros, pero que no tiene cuerpo físico. Incluso mediante este enfoque la situación se podrá mantener bajo control y trataríamos el caso con respeto y tal vez algo de compasión.
La importancia del Miedo como instinto
Es frecuente oír anécdotas escalofriantes relacionadas a los fenómenos paranormales. En muchos casos son condimentadas con un poco de exageración para que la historia sea atractiva, pero en otros casos pueden resultar lo suficientemente creíbles, sobre todo para quienes se encuentran compenetrados con el tema porque los detalles de la historia coinciden con los patrones comunes que están presentes en este tipo de encuentros. Lo cierto es que el grado de temor en las personas varía según su nivel de conocimiento o por los rezagos de traumas del pasado que puedan continuar arrastrando.
El temor por lo desconocido es un instinto natural en los seres humanos que le sirve como mecanismo de defensa para evitar cometer una imprudencia que lo ponga en peligro, pero si este temor es descontrolado, puede convertirse en un ancla para su propia evolución. Si el hombre se hubiera dejado dominar por el temor ante lo trascendente a sus limitados conocimientos, la humanidad simplemente estaría estancada en la edad de piedra.
Imaginemos el momento cuando el humano descubrió el fuego y se quemó las manos al tocarlo. Es posible que esa misteriosa llama luminosa le provocara un pánico tremendo porque comprobó que era capaz de hacerle daño, pero venció su temor al seguir intentando manipularlo, ya que a la vez se sentía reconfortado con su calor. Su vida cambió completamente cuando empezó a utilizar el fuego para cocinar sus alimentos, para combatir el gélido frío del invierno, para alejar a las fieras salvajes en las noches. Aprendió que sólo no debía tocarlo directamente con las manos para que no le haga daño. Desde ese momento el hombre comprobó que había superado un gran escalón en su nivel de vida y empezó a diferenciarse del resto de los animales. Si los grandes exploradores de la historia no hubieran vencido sus temores al adentrarse en desconocidos territorios, quizás la humanidad estaría confinada en pequeños clanes locales.
Las ventajas del Miedo en la Investigación
A todo lo mencionado, es importante precisar que no se trata de eliminar el miedo como instinto natural, porque sirve como un sistema de alerta en situaciones realmente riesgosas para saber en qué momento detenerse. Se comenta mucho que los personajes más valerosos no eran los que no tenían miedo, sino los que aprendieron a superarlo. Sin embargo, dentro de la investigación paranormal, el miedo parece convertirse en un aliado importante para la obtención de evidencias. Esto puede sonar a una grave contradicción, aun viniendo de respetables investigadores que coinciden que cuando el miedo está presente favorece a que un fenómeno se produzca. Esto no tiene que ver nada con la sugestión ni con las alucinaciones, ya que estamos hablando de registros concretos captados por aparatos.
Al parecer, el miedo permite entrar en una especie de estado alterado de conciencia que favorece la manifestación de los fenómenos paranormales. De ser cierto, cobra sentido la creencia que dice que cuando alguna persona es acosada durante las noches por entidades, es su miedo lo que más las atrae.
Son frecuentes los comentarios de personas interesadas en tener una experiencia sobrenatural en una visita nocturna en un cementerio, estar decepcionadas porque no tuvieron la oportunidad de «sentir» absolutamente nada. La razón principal es porque es casi improbable presenciar alguna manifestación cuando van en un tour acompañados de medio centenar de personas, todas confiadas sin temor a extraviarse, siguiendo a un guía y acompañadas de un miembro de seguridad, bajo condiciones totalmente controladas. El ingrediente del miedo relacionado a las manifestaciones paranormales es un tema que merece ser analizado con mayor profundidad, porque podría significar un aliado importante para inducir la experimentación del fenómeno.
Bibliografía:
- Amorós, Pedro (2016). El Gran Libro de las Psicofonías (Fuente)
- Newton, Michael (1994). La Vida Entre Vidas (Fuente)
- Buckland, Raimond (1993). Doors To Other Worlds (Fuente)
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