El descenso de Ted Bundy al asesinato se generó inesperadamente. Una razón psicológica sería la gratificación sexual, pero hay mucho más detrás.
Ted Bundy tenía dos facetas contradictorias: la de un buen ciudadano, inteligente y con futuro en la política y la de un psicópata asesino y necrófilo. El psicólogo policial que lo evaluó en 1975 dijo que Bundy podía ser agradable y amigable, mientras en su interior podía estar «enardecido». El lado psicológico del asesino en serie es muy enigmático.
Ted Bundy es uno de los asesinos en serie más mediáticos de la historia, de mórbido interés público debido a su carácter de psicópata «carismático». Él siempre se mostraba sonriente y parecía hasta inconcebible que haya violado y asesinado a más de 30 mujeres jóvenes entre 1974 y 1978.
Bundy era un caso enredado, aunque eso se puede entrever debido a su carácter de «mentiroso patológico». Como habíamos expuesto en el artículo anterior, Bundy tenía una capacidad excepcional para cambiar su personalidad (¡incluso sus rasgos faciales!).
Ted Bundy y una disociación en su psicología
Dr. Al Carlisle fue el psicólogo de la Prisión Estatal de Utah que evaluó a Bundy en 1975. Bundy le pareció de trato fácil, aunque era evasivo, mentía mucho y se contradecía. Lo más preocupante era que se notaba que podía cambiar de personalidad. Bundy era un graduado en psicología, así que tenía conocimientos sobre este tipo de cuestionarios.
Carlisle describió que Bundy había desarrollado una personalidad amigable para esconder su ira y ansiedad. Según Carlisle, unos conocidos dijeron que Bundy era inteligente y amable, pero otros lo consideraron un «farsante», y hasta peligroso.
Carlisle concluyó que hubo tres procesos que permitieron el impulso hacia el asesinato en serie:
- Fantasía: la persona imagina escenarios para entretenerse o sentirse cómodo;
- Disociación: la persona evita sentimientos y memorias incómodas;
- Compartimentación: la persona relega diferentes ideas e imágenes a marcos mentales específicos y mantiene los límites entre ellos.
Ted Bundy presentaba un personaje público confiable, pero también mantenía un lado secreto maligno, con fantasías de violación, asesinato y necrofilia. Él se sintió desplazado en su niñez, así que habría creado fantasías confortantes. Esto podría haber generado una personalidad alterna para poder sentirse con mayor poder y control. Las fantasías se habrían vuelto cada vez más brutales, transformándose en un deseo y objetivo de posesión sexual sobre las mujeres (violación).
Nota: esta información se encuentra en los libros del Dr. Carlisle: Violent Mind y I’m Not Guilty: The Development of the Violent Mind: The Case of Ted Bundy.
Otro elemento importante fue la violencia del abuelo materno de Bundy, Samuel Cowell. Él también presentaba indicios de psicopatía, con actos de crueldad y daño físico a personas y animales, aunque no llegó al extremo de convertirse en un asesino en serie. Lo más llamativo es que la madre de Bundy nunca aclaró quien era su padre. Miembros de la familia sospechaban que Bundy en realidad habría sido fruto de un incesto.
Como hemos visto, hay mucho que analizar en el aspecto psicológico de Ted Bundy. Podría decirse que hasta mantenía una doble personalidad: una pública positiva y el lado oscuro del asesino en serie. Otro carácter era el de la misoginia, de tener un control total sobre el cuerpo de la mujer.
Referencias: PsychologyToday / TedBundyProject / Infobae / Wikipedia.
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