Maldek o Faetón: el enigma del «Quinto Planeta» del que no se habla
Publicado el 04 May 2020
© Imagen: archivo / codigooculto.com

“Hay un planeta adicional en el cielo, con un brillo comparable al de Marte y Júpiter. Entonces una noche, explota repentina e inesperadamente, como una nova en nuestro sistema solar. Se expande y se ilumina a un brillo diurno, y luego se desvanece. En pocos meses el borde de ataque alcanza la Tierra. El cielo del día y de la noche, se incendia con grandes lluvias de meteoritos brillantes. Tal espectáculo dejaría una impresión más siniestra, y profunda en los habitantes de la época”. Timothy Unruth. Phaeton: El Planeta Perdido. Un mundo antiguo que pereció, 1995.

De tiempo a esta parte, la existencia de un enigmático planeta, denominado el quinto, y que se argumenta antiguamente formara parte de nuestro sistema solar, vive, desde hace unos cuantos años, gran renacimiento.

Esta supertierra, como popularmente se la conoce, es fuente de incesante controversia, y donde el mundo científico, no parece tener opinión uniforme.

Existe una postura dominante, que parece rehuir de esta idea, negando cualquier apertura a una futura revisión del tema.

Pero a pesar de estas idas y vueltas, tenemos actualmente acumulados, una enorme cantidad de datos, que llevan a pensar, no todo es fantasía. Naveguemos tras sus misterios.

Faetón – El Radiante Imprudente

“Aquí yace Faetón, que hizo el viaje por el Sol, retó a todos, aunque la debilidad le traicionó”. Faetón. Mitos y Leyendas.

La mitología griega rebosa de historia intrigantes, y de incomprensible penetración si se carece de la llave correcta. Faetón, conocido como el reluciente o radiante, representa uno de estos ejemplos. Todos conocemos su trágico desenlace, signado por la muerte.

Pero, ¿quién es éste héroe irresponsable, que estuvo a punto de destruir la tierra, siendo el mismísimo Zeus, verdugo de su destino? Los cronistas relatan, Faetón, es hijo de Helios, personificación del Sol, y uno de los grandes Titanes.

Homero el gran rapsoda griego, describe a Helios, como un brillante jinete recorriendo el firmamento celeste, al mando de cuatro corceles despidiendo fuego. Son Flegonte (el ardiente), Aetón (el resplandeciente), Pirois (el ígneo) y Éoo (el amanecer).

Quiero que el lector preste atención a esta primera pista, pues si se alterna caballo por dragón expulsando fuego, el escenario cambia por completo, ya que dragón, declara el esoterismo, remite a grandes iniciados. Los legendarios nagas-serpientes.

El mito de Faetón, que oculta secretos de nuestro pasado planetario. Cortesía: museodelprado.es

Helios, por consiguiente, es un iniciado solar, habitante del inframundo tártaro, y señor que todo lo ve. Teniendo en cuenta tan importante personaje, es imposible concebir el fracaso de Faetón, pero así ocurrió.

Su impericia en el manejo del fantástico carro de su padre, obligó a Zeus tomara cartas en el asunto, ya que según se narra, y atención lector con estas líneas, Faetón en su paseo celeste, giró demasiado alto, provocando la Tierra se enfriara, y haciendo a su vez, se secara y ardiera la vegetación. El continente africano también se vio afectado, convirtiéndose a partir de entonces, en un desierto.

Esta es una primera pista emergente, tras el velo del mito. La segunda de ella, proviene de un cronista griego de lujo, no siendo otro que el filósofo Platón. Y es que en su célebre diálogo Critias, donde por primera vez se referencia la Atlántida, se introducen alusiones sobre Faetón, revelando el mismo, su entramado cósmico. La transmisión de estos misterios son puestos en boca de Solón, uno de los sabios más importante de Grecia.

Atendamos este pasaje:

“Faetón, hijo de Helios habiendo uncido los caballos en el carro de su padre, porque él no era capaz de conducir en el camino de su padre, quemó todo lo que estaba sobre la tierra, y él mismo fue destruido por un rayo. Ahora bien, esto tiene la forma de un mito, pero en realidad significa una declinación de los cuerpos que se mueven en el cielo alrededor de la tierra, y una gran conflagración de las cosas sobre la tierra, que se repite después de largos intervalos”.

Esta revelación surge de ecos mas antiguos, según proclama Platón en Critias, ya que Solón admite heredar la información de sacerdotes egipcios. Pero existe un vínculo aún más estrecho, entre el infortunado Faetón, y la tierra de las pirámides, ya que se rumorea allí nació.

En busca del quinto planeta

“Entre las órbitas de Marte y Júpiter falta un planeta. Todas las leyes de la gravitación propugnan por su existencia. Pero allí sólo hay un cinturón de asteroides ¿Cuál es la causa de la desaparición del que sería el QUINTO planeta?”. Marius Lleget. El enigma del quinto planeta, 1980.

Cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter, posibles restos de Faetón. Crédito: Mdf / Wikimedia Commons (Public domain)

Este apartado podría titularse, de como Faetón abandonó el casillero mitológico, para pasar a infiltrarse en el mundo académico.

Puro amarillismo, dirían algunos, y tendrían razón, sino fuera algunos estudiosos se lanzaron a divulgar temerarias ideas sobre el sistema solar, que, en el desarrollo de sus hipótesis, terminarían por vincular a Faetón.

Tal provocación comenzó a ganar adherentes en el siglo XVII, debido al impulso principalmente de astrónomos alemanes, siendo uno de sus mayores representantes, Johann Daniel Titius, 1729-1796, quien formularía la ley que lleva su nombre, sumando más tarde a Johann Bode, 1747-1826, como segundo de abordo, aunque en calidad de plagio. Aquella ecuación matemática enunciada por Titius, permite predecir con fiabilidad asombrosa, la distancia de los planetas con respecto al sol.

Pero éste brillante hallazgo arrojó una paradoja inesperada, cuando se dedujo La Ley Titius-Bode sólo podría cumplirse en su totalidad, si se admitiera la existencia de un quinto planeta, alguna vez orbitando entre Marte y Júpiter.

El mundo científico acusó perplejidad, y una corriente de ansiedad pronto se extendió entre varios estudiosos, obsesionados por encontrar evidencias, sobre aquel mundo perdido.

Una propuesta que ganara rápidos adeptos, fue la lanzada por el astrónomo alemán Heinrich Wilhelm Matthäus Olbers, 1758-1840, que en 1802 declaró fragmentos del cinturón de asteroides, serian restos de un antiguo planeta desaparecido. Esta tesis, continuadora de La Ley de Titius -Bode, fue bautizada como Teoría Disruptiva, sumando datos ampliatorios a los ya enunciados.

El libro publicado por Johann G. Radlof, llamado el padre del catastrofismo, y donde por primera vez se enuncia Phaeton, como causante del diluvio. Cortesía: velikovsky.info

Bajo ese mismo espíritu, Johann Gottlieb Radlof, 1775-1846, llamado el padre del catastrofismo alemán, publicó en 1823, «Destrucción de los grandes planetas Hesperus y Phaeton, y posterior destrucción e inundación en la tierra», adelantándose en sus ideas casi un siglo, a las promulgadas luego por el estudioso ruso Immanuel Velikovsky, 1895-1979, en su celebrado Mundos en Colisión, 1950.

En 2003 el escritor británico Trevor Palmer, en su libro «Peligroso planeta Tierra: catástrofes y catastrofismo a través de las edades», reveló algunas curiosidades sobre el trabajo de Johann Gottlieb Radlof, expresando:

“Radloff, argumentó un gran planeta entre Júpiter y Marte, podría haberse hecho pedazos en tiempos históricos, debido a un impacto cometario. Especuló, otra parte del planeta destrozado, se había encontrado con Marte, y había sido arrojado a una órbita casi circular alrededor del Sol, cercano a Venus. Mientras otro fragmento colisionó con la Tierra, dando lugar a mitos que describen batallas en el cielo, entre varios dioses”

Los astrónomos alemanes, hasta entonces ejes dominantes en la controversia, fueron sucedidos por investigadores rusos, que, a inicios del siglo XIX, se lanzaron al ruedo mediático. Veamos.

Faetón y la pista de Tunguska

“El quinto planeta del sistema solar de antaño, de muy antaño, atravesó una órbita irregular, acercándose periódicamente cada vez más a Júpiter, hasta que entró en la zona crítica de la disrupción por la acción de la gravedad mareomotriz, y sin más se fragmentó, convirtiéndose en el cúmulo de asteroides de los tiempos presentes”. El Libro de Urantia.

Restos del meteorito Příbram que en 1959 fuera recuperado en Checoslovaquia. Algunos estudiosos sugieran pudieran ser restos del desaparecido Faetón. Cortesía: es.qwe.wiki

Aunque Johann Gottlieb Radlof fue el primero en introducir a Faetón, como santo patrón catastrofista, los estudiosos rusos iniciaron su propia cruzada. Quién primero tomara la posta fue el astrónomo Serguéi Vladímirovich Orlov, 1880-1958, que en 1949 reclamó Faetón como su propia invención. Un año después, en 1950, el académico Vasily Fasenkov se metió en la pulseada, declarando Faetón, fue destruido tras colisionar con Júpiter, aunque luego se excusó de ahondar en su propuesta.

Las audaces teorías sobre Faetón continuaron su ritmo ascendente, volviéndose cada vez más populares. Pero no fue hasta 1959, cuando un curioso suceso regresó Faetón a la arena mediática. Sucedió un brillante meteorito, descrito como una especie de proyectil cósmico, penetró Příbram, región de Checoslovaquia, cuya trayectoria una vez calculada determinó su procedencia, situada según se dijo, en algún lugar entre Marte y Júpiter.

Una segunda evidencia se presentó en el Himalaya, Cordillera de Karakórum, durante 1975. Allí en las llamadas montañas negras durante una expedición, organizada por el prestigioso geólogo ruso Pavel Florensky se detectaron misteriosos fragmentos de color verde brillante, que una vez analizados resultaron ser tectitas.

Según se dijo, aquellos cristales «resultaron restos de meteoritos nunca antes encontrados en la Tierra». Los estudiosos rusos que examinaron estas muestras, determinaron las tectitas, nacieron como resultado de una violenta explosión, siendo luego arrojadas hacia la Tierra.

¿Posible restos de Maldek? Meteorito hallado en Tunguska en 2016. [Ver más].

Mientras desarrollo este trabajo, un dato inesperado se cuela en la historia narrada, conectando Faetón, con el enigma irresuelto de Tunguska, 1908. Es enlace tiene a Leonid Kulik, 1883-1942, como pista sobresaliente, siendo el primer estudioso ruso experto en Mineralogía, que realizara algunas de las expediciones más recordadas, en sus intentos por esclarecer lo ocurrido en Tunguska.

Kulik estaba convencido una roca de enormes dimensiones, calculada en 37 metros de diámetro, explosionó en la taiga siberiana. Durante su vida buscó huellas de ese impacto, que creyó un meteorito, pero sus investigaciones no pudieron demostrarlo.

Estampilla conmemorativa, celebrando el cuarenta aniversario del evento de Tunguska, y cuyas derivaciones pudieran vincular, con en el enigma de Faetón. Cortesía: sciencephoto.com

Una anomalía

Y aquí una anomalía que esta escritora se interroga. Otro de los grandes creyentes sobre Faetón, fue el científico Yevgeny Leonidovich Krinov, 1906, 1984. Experto en mineralogía y astronomia, Krinov, estuvo involucrado en las expediciones llevadas a cabo por Kulik en Tunguska.

Estas experiencias derivarían en un trabajo hoy considerado esencial, El Meteorito de Tunguska, publicado en 1949. Pero en 1975, mismo año del descubrimiento de las tectitas comentadas, Krinov asume una posición polémica, ya que decide mandar a destruir 1500 negativos filmados por Kulik en Tunguska, durante la exploración de 1938, argumentando la película estaba infectada con nitrato contaminante. Muchos se preguntan si ambos eventos, Tunguska y Faetón guardan secretos vinculantes, y de insospechadas derivaciones.

Alexander Peterovich Kazantsev – Antiguos Astronautas, y Faetón

Si hubo un nombre asociado a Faetón, ese fue Alexander Peterovich Kazantsev, que ganara fama como divulgador del tema, allá por la década de los sesenta. Nacido en Akmolins, Rusia, 1906, se graduó en la Universidad Politécnica de TOMSK como ingeniero electromecánico. Estudios posteriores, lo llevaron a incursionar en la literatura de ciencia ficción, llegando a obtener importantes premios como escritor, debido a sus fabulosos ensayos. Más tarde ejerció como ufólogo, siendo considerado uno de los primeros pioneros, sobre presencia alienígena en la antigüedad.

En 1946 su fama se acrecienta, al presentar sus opiniones sobre Tunguska, aseverando, el evento fue producto de una explosión termonuclear, debido a la fallida incursión de una nave extraterrestre en cielos siberianos. Además de ocuparse de los enigmas de Tunguska, Kazantsev, también se interesó en un tema que con los años se convirtió en obsesión, la búsqueda del planeta perdido.

Como una forma de exorcizar sus ideas, en 1974 publica «PHAETAE», traducido al español como «La Destrucción de Faena», donde especula aquel planeta, fue habitado por una civilización avanzada, que luego de una violenta destrucción nuclear, sus supervivientes, se vieron obligados a refugiarse en la Tierra, buscando escapara a la devastación. Y de este punto luego agregaré algo más.

Un año después de dar a conocer su novela, Kazantsev vuelva a la carga con Faetón, señalando en exclusiva mundial, «que aquel  planeta, el cual se cree, alguna vez orbitó entre Marte y Júpiter, fue destruido en la antigüedad, por una explosión termonuclear, desencadenada por una avanzada raza de humanidades, y cuyos restos pueden observarse, en el actual cinturón de asteroides».

Alexander P. Kazansetv gran defensor de Faetón, que utilizó como recurso para alguna de sus novelas de ciencia ficción. Archivo Personal / Débora Goldstern.

Paralelamente a este enunciado tan contundente, Kazantsev también se arrogó haber puesto de moda, las intrigantes estatuillas japonesas Dogu, datadas en 8.500 años, llegando afirmar, representan astronautas de Faetón.

A pesar de su enorme prestigio, Kazantsev fallecido en 2002, fue objeto de violentas polémicas, debido a su defensa sobre la vida extraterrestre, en donde muchos críticos vieron la ciencia ficción, como causa primaria tras sus extravagantes reclamaciones. Como si fuera poco, un entredicho aún mayor parece rodear a Kazantsev, si atendemos una historia que lo vincula con nuestro querido George Hunt Williamnson.

George Hunt Williamson – Canalizando a Maldek

“El Antiguo Testamento, está literalmente lleno de referencias al final del planeta conocido por los antiguos de la Tierra, como Lucifer, y que las inteligencias del espacio exterior denominan Maldek, (lengua plateada). A los cuales hay que agregar citas enteras, de versículos de comentaristas como Isaías, Santiago, Josué, y también del Éxodo, durante el período de Moisés”. George Hunt Williamson. Otros Lenguas. Otras Carnes, 1953.

Esta escritora no va a descansar, hasta que George Hunt Williamson reciba los créditos que merece por su trabajo, siendo en la actualidad, ignorado. La amnesia parece no tener fin, dominada quizás por prejuicios hacia el personaje. Quién escribe, los tuvo, no lo niega, aunque la venda finalmente cayó. Atendamos estos datos.

En 1953 se edita un libro que alcanza gran repercusión en los círculos ufológicos, «Other Tongues -Other Flesh», obra sin traducción al castellano, siendo su mentor nada menos que el norteamericano George Hunt Williamson.

La idea presentada en Other Tongues – Other Flesh, trata sobre las transmisiones dictadas por los «hermanos del espacio», que según Wiiliamson, lo eligieron como médium para sus comunicaciones al mundo, empleando como técnica de recepción, escritura automática y señales radiales. En su mayoría los apuntes volcados en el texto, versaban sobre los orígenes de antiguas civilizaciones estelares y terrestres, centrado como referencia principal, enigmas acerca del Sistema Solar.

Según lecturas obtenidas a través de sus mensajeros espaciales, materializadas en el tercer capítulo de Other Togues – Other Flesh, «Maldek and Malona», la Tierra, debió su nacimiento a un planeta hoy extinto, Maldek, destruido a causa de una conflagración nuclear, que habría orbitado entre Marte y Júpiter.

Otras Lenguas. Otras Carnes. George Hunt Williamson, y un texto clave, publicado en 1953, y de notable influencia para autores posteriores. Cortesía: manybooks.net

Escribe Williamson:

“Esto significa Maldek, fue un mundo de iniquidad que explotó, y se quemó, provocando la contaminación de los demás planetas del sistema solar. Debido a su maldad, Maldek (la lengua), prendió fuego su vórtice, liberando el poder del hidrógeno terrible, reduciéndolo así a un estado invisible”.

Es interesante observar la mayoría de estas comunicacones comentadas por Williamson, ocurrieron en Arizona, que, en un artículo anterior, señalamos región de capital importancia, si atendemos lo sucedido con los Hopis. Arizona recordemos, la famosa tierra dorada.

Además de Maldek, Williamson proporciona datos más que sugestivos sobre Marte, adelantándose a una discusión de más de treinta años, en cuanto a la artificialidad de los satélites del mismo.

“Después de la destrucción de Maldek-Lucifer, hubo terribles desastres en Masar (Marte). Grandes erupciones volcánicas ocurrieron. Muchos de los nuestros perecieron. Marte, literalmente entonces, se convirtió en un horrible y furioso dios flameante. Evidentemente la gente de Marte sabía lo que venía, por lo que construyeron los dos satélites artificiales llamados Fobos y Deimos, creados en un momento de gran temor”.

Agregando:

“Las lunas son equilibradores de planetas con los que están conectados”.

Pasemos ahora a la cuestión Kazantsev estatuillas Dogu. Conocemos de sobra como el escritor ruso divulgó al mundo, su vision sobre extraterrestres de Faetón, que, escapando a la destrucción de su planeta, buscaron refugio en la Tierra. Las estatuillas Dogu, serian la representación de aquellos viajeros interplanetarios. Tal es la tesis de Kazantsev. Y esta escritora se interroga ¿reclamaciones legítimas, o robo descarado? Sorpréndase lector.

Según pude investigar, en la década de los sesenta Williamson estuvo en Japón, siendo en ese país donde tomó contacto con estas figuras, que más tarde asombrarían al mundo. Está probado que dos años después, en 1962, el norteamericano envió fotografías e informes de sus observaciones al ruso, quién ese momento ya era, «consultor del programa espacial soviético».

Se dice que éste contestó a su misiva diciéndole, las «fotografías eran muy interesantes», y catalogándolas, como de suma importancia.

Para 1963 Kasantsev publica su famoso ensayo sobre el misterio de las estatuillas Dogu, cuidándose muy bien de mencionar a su misterioso benefactor, el cual como sabemos, fue eludido una vez más, en la redacción de los créditos. Supongo el lector se preguntará mi silencio sobre Zecharia Sitchin y Tiamat, alias Faeton-Maldek. Luego de esta explicación, Sitchin está lejos de merecer atención en este punto.

Antes de cerrar esta ventana sobre Faeton, deseo agregar un episodio poco conocido, involucrando Cueva de los Tayos y Maldek, en datos exclusivos incluidos en mi libro sobre el tema, Cueva de los Tayos. Secretos Subterráneos de los Mundos Olvidados, publicado en 2016.

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Secretos Subterráneos sobre Faetón

Esta historia que ahora voy a compartir, me fuera narrada por un testigo argentino, quién me confiara una revelación sorprendente, involucrando Juan Móricz, Tayos y Maldek. Tengamos en cuenta sobre Tayos se cuentan muchas versiones, pero sin temor a dudas, estamos ante una de las más explosivas.

Al parecer durante sus incursiones en los laberintos de Tayos, Móricz, se topó con tres cuerpos de gigantes rubios, del tipo albino, además de murales decorados con signos estelares, -especie de mapa de ruta- y adornando el recinto, columnas de estilo fálico, cuya escritura encontrada, recordaba a la cuneiforme.

Fragmentos recuperados en 2010 vinculados con el affaire Tunguska. Muestran extraños patrones, que parece recordar algún tipo de escritura ¿Restos de Maldek? Cortesímundogump.com.br

Móricz estaba convencido de que estos restos eran vestigios de un planeta llamado Faetón, el cual habría orbitado alguna vez entre Marte y Júpiter, y que una vez destruido, resultado de una guerra civil entre sus habitantes, algunos supervivientes se trasladaron a la Tierra, residiendo desde entonces en su interior. El testigo también me narró, que Móricz habría manifestado la intención de dar a publicidad un libro, el cual se iba a titular, «El Imperio del Dios Falo», donde iba a contar toda su verdad. Hasta Aquí.

LEE MÁS:

Conclusión

El artículo se propone un intento abreviado, de un tema poco explorado por los estudiosos, aunque en los últimos tiempos, ha visto renacer su actividad a través de nuevos divulgadores, como es el caso del llamado informante norteamericano Corey Goode, con sus reclamaciones sobre una antigua supertierra planetaria.

Otras nomenclaturas refieren el planeta desaparecido, como Tiamat, Planeta Amarillo, Satania, Lucifer, Astra, erigiéndose patrimonio de narrativas legendarias. Algunos sensitivos suponen, tras el colapso de Maldek, la Tierra entró en una encrucijada cósmica. Pero de este tema, hablaremos en otra ocasión. Continuará.

VÍDEO:

Bibliografía:

Libros:

  • Goldstern, D. Cueva de los Tayos. Secretos Subterráneos de los Mundos Olvidados.
  • España: Corona Borealis, 2016.
  • Kazantsev, A. La destrucción de Faena. Moscú: Raduga, 1975.
  • LLeguet, M. El Enigma del Quinto Planeta. Barcelona: Libro Exprés, 1980.
  • LLeget, M. ¿Qué vio la mujer de Lot?. México: Martínez Roca, 1977.
  • Pawles, L.; Bergier, J. La Rebelión de los Brujos. Madrid: América Ibérica, 1994.
  • Zierger; Martinelli. The Incredible Life of George Hunt Williamson: Mystical Journey. Italia: Verdechiaro, 2015.

Sitios web:

  • Crónica Subterránea
    Goldstern, D. Un enigma llamado Maldek. Mito versus revisionismo histórico.
    ‘https://cronicasubterranea.blogspot.com/2012/09/un-enigma-llamado-maldek-mito-versus.html
  • Instituto de Investigacion Psiquica Imagick
    Gris; Dick. Phaeton. El Planeta Desaparecido.
    ‘http://www.imagick.org.br/pagmag/themas2/phaeton.html
  • Phaeton
    Unruh T. Phaeton: El Planeta Perdido. Un mundo antiguo que pereció.
    ‘https://web.archive.org/web/20060718111327/http://www.geocentricity.com/ba1/no74/phaeton.html
  • Sacred Text
    Williamson, George Hunt. Other Tongues – Other Flesh, 1953.
    ‘http://www.sacred-texts.com/ufo/otof/index.htm
  • Ufo Brasil
    Petit, M. ¿Qué esconde la Nasa sobre el planeta Marte?

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Débora Goldstern

Débora Goldstern

Autor

Bibliotecaria de Profesión, natural de Buenos Aires, Argentina. Presta servicios en la Universidad Abierta Interamericana desde hace 16 años. Además es escritora e investigadora, dedicándose al estudio de las civilizaciones andinas desaparecidas por más de 20 años. Ha participado como consultora de la revista Ufo Brasil, ha sido expositora en diversos congresos y es regularmente convocada por programas de radio, tv, documentales, films y canales de Internet. Ha publicado dos libros: «Secretos subterráneos de los mundos olvidados - Cueva de los Tayos» y «Tierra Hueca». Débora es colabora permanente en CodigoOculto.com desde Diciembre de 2018.

3 Comentarios

  1. Ernesto

    Gran artículo como siempre señora! Con respecto a las fotografías de este artículo que llevan el epígrafe de”Fragmentos recuperados en 2010″ etc,etc. Hay posibilidad de que usted haga un artículo sobre esas fotografías? Me parecen muy interesantes. bendiciones.

    Responder
  2. Débora Goldstern

    Muchas gracias Ernesto por su lectura. Vamos a ver si hacemos algo con su pedido, promesa.

    Responder
  3. achwartz

    Saludos

    Responder

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